Los Bracamoros: Mito y Verdad


Autor: Ulises Gamonal Guevara, Setiembre 02, 2009. Publicado 10:45 a.m.

Existen muchas discrepancias principalmente en los etnohistoriadores y ciertos arqueólogos  relacionadas con la historia de los legendarios y temibles Bracamoros, Pacamoros, Pakamuros, Pucamuros y otros nombres que se les da a los antiguos pobladores que vivieron en la cuenca de los ríos Chinchipe-Marañón-Zamora, especialmente en la resistencia que hicieron a los incas y más tarde en notables epopeyas a los españoles gestas comparables a la epopeya de los araucanos y aztecas.

Conocemos su existencia por las Crónicas de Pedro Cieza de León en “El Señorío de los Incas” y “La Crónica del Perú”; en el Señorío de los Incas nos dice que Huayna Cápac al huir despavorido ante la bravura de los naturales de esta región los impregnó como insulto: indios “BRACAMOROS” palabra que traducida al castellano significaría “salvajes pintados de rojo,.. rabudos…” y otros epítetos que lanzaban los incas a sus adversarios. Con dicho nombre quedó la región que a decir de otros cronistas tenía más de 140 leguas a la distancia. Gracias a los estudios de los antropólogos F.M. Renard Casevitz – Th. Saignes – A.C. Taylor en su libro “AL ESTE DE LOS ANDES".

Relaciones entre las Sociedades Amazónicas y Andinas entre los Siglos XV Y XVII” indican que estos valerosos pobladores amazónicos antiguamente se llamaron “GUANBUCOS” y su hábitat fue el Alto y Bajo Chinchipe (es decir nuestra jurisdicción); para el Dr. Waldemar Espinoza Soriano, los Bracamoros no vivieron en estos valles fue más arriba cerca de Loja, se sustenta que él en las crónicas investigadas no encuentra el nombre Bracamoros en estos valles, pero con los alcances de Renard se da un viraje, ese nombre no existió antes de la llegada de los incas y recién Huayna Cápac sería quien da ese nombre a los naturales de estas regiones. En el I Congreso de Ciencias Sociales que se realizó en Cutervo en la década del 90 le hicimos ver al Dr. Espinoza esta contradicción manifestando que los pueblos amazónicos de tronco jíbaro o proto jíbaro nunca han tenido capital ni ciudades principales, simplemente tienen un Apu y sus áreas jurisdiccionales establecidas desde sus ancestros y cada pueblo tiene su nombre propio pero pertenece a la gran nación, ejemplo en la cuenca del río Chinchipe distritos Huarango y San José del Lourdes existen varios caseríos y centros poblados Awajun (aguaruna) cada uno tiene su nombre: Yamakey, Supayacu, Chingusales, Narantitos….y así se los conoce, pero en realidad son LA NACION  AGUARUNA y nosotros creemos que Waldemar Espinoza cuando se encuentra con las crónicas eso ha pasado los cronistas escribieron en sus documentos los pueblos que encontraban, más no a la nación que integraban.

Hace poco nos visitó el destacado arqueólogo ecuatoriano Dr. Francisco Valdez y en una conferencia magistral nos hacía llegar sus últimos hallazgos arqueológicos que los denomina “Incursiones en el país Bracamoro, documentando la historia regional”, dicho estudioso complementa lo que venimos sustentando, en su exposición detalla de maravillosos hallazgos arqueológicos cerca de la provincia de San Ignacio con las pukaras construidos por la avanzada inca y la derrota espantosa que estos sufrieron por los naturales, en los hallazgos encontraron a jefes militares incas con todos sus atuendos de guerra en pleno desbande, hecho muy poco común, porque los grandes generales quechuas en caso de muerte en acción eran llevados al Cuzco y allí enterrados con todas las ceremonias imperiales que les merecía.
Entonces él complementa su trabajo con una Crónica de Miguel Cabello de Balboa, capítulo XXIX de LA MISCELANEA AUSTRAL, donde narra como fueron aniquilados los Incas por los notables y patriotas guerreros de la región (Alto y Bajo Chinchipe); para mayor ilustración transcribimos la Crónica y oportunamente será el documento completo del Dr. Valdez que enriquece los estudios y aportes a la historia de los pobladores ancestrales de nuestra región durante el Incario y la conquista española. Es tarea tanto de los arqueólogos estudiar en forma continua los nuevos estudios sociales y los aportes arqueológicos para evitar el dogma, las ciencias sociales son dialécticas, apuntemos que siempre estén vivas con nuestros aportes y discusión, si bien los notables profesionales de su rama tienen sus opiniones, esas son de ellos, entonces ¿cuál es la nuestra?, ya el Amauta José Carlos Mariátegui nos recomendaba crear una historia y país sin “Calco de ni copia”, por eso en el 187 Aniversario de la Proclamación de nuestra Independencia de España, Quito y Nueva Granada demostremos que Jaén tiene un devenir, más cuando sus hijos investigan y enriquecen los aportes que ellos dejaron y que siguen vivos en cada uno de sus vástagos. .

CAPITULO 29 DE LA MISCELANEA AUSTRAL DEL CRONISTA MIGUEL CABELLO DE BALBOA

“…Como Guanca-Auqui supiese en Cusibamba, que su hermano Atavallpa se ocupaba en conquistar provincias de nuevo, aseguróse algún tanto del recelo en que siempre vivía y no quiso él estarse ocioso, ni que sus muchas gentes comiesen (como dicen) el pan en balde y así acordó entrar en las provincias y valles de los Pacamoros, que era la tierra que más a cuenta le caía; estas naciones tienen sus asientos al oriente del Valle de Cusibamba, y las aguas que por sus valles corren, van a descargar por el mar del Norte, por el  gran río Marañón; mucho habría que tratar (así de estas provincias como de las que dijimos haber conquistado Atavallpa desde el Quito) más reservase para la cuarte parte de esta Miscelánea”.

“Más infelizmente peleó Guanca-Auqui en esta tierra que los Capitanes de su hermano en las de los Quijos y Yumbos, porque apenas eran llegadas sus escuadras a los Malacatos con Urco-Huanca, general nombrado, cuando se les tenía aparejado un lastimoso recibimiento por los Pacamoros, en el hondo valle de Callanga, donde se comenzó una brava batalla, y tal que fue forzoso al capitán Inga retirarse con pérdidas de más de doce mil soldados, y llegando a su valle de Cusibamba, apenas había acabado la gente de alentar, cuando de súbito dieron los Pacamoros sobre ellos, ejecutando una lastimosa matanza, más no fueron tan venturosos en la salida de la tierra, como lo habían sido en la entrada, porque en la distancia, que hay de Cusibamba a la subida de la Cordillera de Quirrichi, quedó muerto la mayor parte de ellos, y queriendo Guanca-Auqui castigar este atrevimiento quiso ir él en persona, y usar de un ardid, que vino a ser no menos en su daño, que lo había sido de Urco -él en persona, y usar de un ardid, que vino a ser no menos en su daño, que lo había sido de Urco-Huanca, en el primero acometimiento, y fue que, habiendo nombrando por caudillo a un valiente indio llamado Pingo-Ximi, le dio gran parte del ejército, y le mandó que caminase (sin trasmontar la Sierra) hasta Guancabamba, y que de allí pasase las cumbres nevadas, y rompiendo las malezas de aquellas montañas, enderezase su camino sobre la mano izquierda y diese arma por aquella parte, para desvelar la  gente de los valles Callanga, Tangoraca y Morocara y los demás sus vecinos, a los cuales él había de acometer por el camino que llevó la vez primera el Capitán Urco-Guanca, lo cual puso luego por obra de Pingo-Ximi, con harto más diligencia que ventura, y habiendo pasado la gran cordillera (con trabajos extraños) vino a hallar un valle llamado Palanda, y habiendo tenido con sus naturales algunas escaramuzas livianas, le vinieron de paz, y con favor de estos se atrevió  acometer a los Pacamoros, que no muy lejos de allí comenzaban sus tierras, y ganando algunas livianas victorias, lo fue cebando la fortuna hasta ponerlo en lo alto de una cuchilla llamada Cumayoro, y allí fabricó una fortaleza hecha de repente de céspedes y ramas. A esta llamaron los naturales Moronoma, y apenas estuvieron dentro, cuando acudieron todos aquellos valles, a castigar en ellos tan temerario acometimiento; traían por su General a un Cacique de los pueblos de Guanbuco, llamado Marunduro, el cual, con su gente, cercó las trincheras que los Cuzcos tenían hechas.

“Admirado y quejoso se hallaba el cercado Pingo-Ximi, viendo la mucha y dañosa tardanza de su General Guanca-Auqui, el cual se había detenido más de lo que pensaba ni siquiera a causa de las muchas lluvias, que en su camino sucedieron. Finalmente, un día tuvieron nueva los Pacamoros, de venía ya caminando a grandes jornadas el socorro que los cercados esperaban, y acordaron dividirse en dos partes, para estorbar que los dos Capitanes Ingas no se juntasen, la una parte se quedó continuando el cerco de Moronoma, y estorbando que no se diese a los cercados la nueva de los que venían, la otra se fue a poner en lo alto de Guanbuco, por donde forzosamente habían de pasar los del Cuzco en busca de sus compañeros; y en aquel lugar se dejaron estar, sin hacer bullicio alguno, y los del Cuzco (habiendo pasado en paz el valle de Callanga) creyeron estar los Pacamoros ocupados con Pingo-Ximi y su gente, y así se dispusieron a subir a lo alto de Guanbuco, y con menos recato del que fuera justo, subieron por aquella enhiesta ladera, y creyeron tener ganado el alto, se hallaron (repentinamente) sobresaltados de armas y vocería, y como del subir de la cuesta venían desalentados, y ya el sol estuviese a punto de esconderse, entretuviéronse algunas horas, resistiendo la pujanza descansada de los Pacamoros, más cuando cerró la noche, comenzaron a apretarlos con vivas fuerzas y los Cuzcos a resistirlo con muertas esperanzas, y en este tiempo dicen que salió la luna, y comenzaron los naturales a conocer mejor, a quienes habían de herir, y poco a poco los iban apurando”.

“Ya en este tiempo los que tenían cercada la fuerza de Moronoma habían salido gloriosamente con la empresa, porque les fue por el General Murunduro dado aviso, de cuando él comenzaba la pelea con los recién vencidos, para que ellos en aquel mismo punto la comenzasen con los cercados, y así fue cumplido, porque en poniéndose el sol, les comenzaron los Pacamoros a dar tan fiero combate que no fueron parte los del Cuzco para resistirlos, y les entraron la cerca y degollaron y pasaron por las lanzas la mayor parte de los que allí estaban, y los demás (mediante la amistad de los Palanda sus amigos) pudieron salvar sus vidas; habiendo, pues, esto victoriosos cercadores, dado la muerte a los cercados, corrieron con increíble presteza, a dar favor a la buena nueva, a los que aún estaban peleando con los de Guanca-Auqui, y como no había más que la legua y media de distancia del  un lugar al otro, llegaron a tiempo que dieron en tierra con el valor de los Cuzco, y con gran trabajo se escaparon, huyendo Guanca Auqui y algunos que habían quedado, aunque (según los Pacamoros afirman) Conache, Cacique de los Quichiparras mató a Guanca-Auqui, más están en esto engañados, que aunque verdad que le mataron la mayor parte de su ejército, entre los que se escaparon se pudo salvar él, porque lo guardó su suerte, para veedor de mayores pérdidas, como diremos adelante”.
“Este fue el remate de guerra y jornada de los Pacamoros, recontado en suma, de cuyas manos escapado Guanca-Auqui llegó a Cusibamba, con el desconsuelo que se puede creer, y como una caída es víspera de otra, y el mal se tenía por bien venido muchas veces si viniese solo, apenas estaba sano Guanca-Auqui de las heridas de su cuerpo cuando de su hermano Guáscar-Inca recibió  otra más penetrante en el corazón, y fue así, que sabiendo el Inga del Cuzco cuan mal le sucedía a su hermano Guanca-Auqui; en las guerras que emprendía, como él era mal ejercitado en la milicia, atribuía sus malos sucesos a la flojedad y descuido de su hermano, y para darle a entender esto, despachó del Cuzco unos mensajeros, con una áspera y vituperosa reprehensión, y en el colmo de las muchas afrentas que los mensajeros le habían dado, presentáronle de parte de Guáscar (para él, y para Grupanti, Guanca-Mayta y demás sus capitanes) vestidos, chimbis y afeites y espejos, de que las mujeres suelen usar en estos reinos, y mandárosles expresamente de su parte, que luego se vistiesen aquellos trajes y usasen de ellos y que con tales arreos entrasen en el Cuzco, afeitados los rostros y vestidos los anacos y lliquillas, y ceñidos los chumbis, y no de otra manera”.
“A lo vivo del alma le llegó a Guanca-Auqui y a los demás, el Ignominioso presente que su hermano enviaba, y desdeñado de su ventura, estuvo a punto de darse la muerte y con esta rabia y desesperación (y por deshacer la sospecha que en el Cuaco de él se tenía, de que estaba ligado en tratos con su hermano Atavallpa) juntó la más cantidad de gentes que pudo, y antes que en Tumibamba se supiese su camino (porque publicaba que se aprestaba para ir a castigar a los Pacamoros) dio de súbito sobre las gentes que son en aquella frontera tenía Atavallpa, y por prisa que se dieron los de Quito a apercibirse, fueron sobresaltados de los del Cuzco y desbaratados, y muerta mucha gente de la que en aquel presidio residía, y con gran orgullo y jactancia por el lance hecho, se volvió Guanca-Auqui a Cusibamba…”(Cabello de Balboa 1945 (1586): 405-408).

En la discusión de la crónica el Dr. Valdez plantea que esta Crónica es el testimonio de la bravura y heroísmo de los Guánbucos mal llamados Bracamoros residentes en el área del Alto y Bajo Chinchipe.

Artículo tomado de: conociendojaen.com